Ir a alentar al Español, sinónimo de alegría

por Sep 22, 2020Destacados, España, Europa, Viajes0 Comentarios

El tercer día en la ciudad amanecimos un poco más tarde, porque el plan llegando al mediodía era ir a alentar al Español al RCDE Stadium.

Desayunamos frente a Plaza Catalunya en Farggi y de ahí hicimos un poco de Shopping por la zona. Se nos hizo un poco tarde y salimos al limite para el estadio, que queda bastante alejado de la ciudad. Para llegar tomamos el L1 en la plaza y de ahí el R5 hasta las cercanías del estadio. Ingresamos a la cancha dos minutos antes de que arranque el partido, pero habíamos cumplido el objetivo: lr a alentar al Español.

El partido fue un partidazo, por suerte. Terminó 3-1 a favor del local, hubo un gol al minuto de partido, hubo un penal errado del visitante y la afición le puso mucha onda al encuentro. Además, nuestras ubicaciones eran inmejorables.

El estadio es muy moderno y al lado, tiene un shopping con grandes tiendas, como por ejemplo Primark. Flor se metió un rato y paseó, yo entré y compre unas libretitas hermosas de Harry Potter.

A pesar de que el día trataba de ir a alentar al Espanyol, al salir del shopping encaramos en subte para la visita guiada del Nou Camp. La visita incluye museo, y acceso al estadio con algunos detalles como bancos de suplentes o vestuario visitante, pero es términos generales carísimo. Sobre todo si comparamos que el precio es el mismo que el de la Sagrada Familia: 30 euros.

A la salida del estadio quisimos ir a Can Paixano, un restaurant al paso que nos habían recomendado en Elisabets. Al llegar nos dimos cuenta que no solo a nosotros no los habían recomendado: explotaba de gente al punto que parecía un boliche. Decidimos dejarlo para otro día y fuimosa PataPam, justo en frente. El lugar nos dio una de las mejores anécdotas del viaje. Al llegar las papas bravas, pruebo una y era increíble lo que picaban. Deben haber sido las más bravas que probé en mi vida. Con mucho esfuerzo, pude poner cara de nada. Flor, intrigada me preguntaba si picaba mucho. Mi respuesta fue que no, que probara que estaban muy buenas. Lo que siguió fue una catarata de insultos, el plato alejado sin que nadie más lo tocara. Más allá de ese incidente, el resto estaba muy bueno.

El picor en la garganta continuaba a pesar de varias botellas de aguas, por lo que tuvimos que tomar un heladito en Gocce di latte que quedaba de pasada de vuelta al hotel. Muy linda heladería. Chiquita, buena atención. Nos encantó. De ahí nos adentramos en el Born para una caminata nocturna de vuelta al hotel imaginando que si fuéramos hinchas del Español hubiese sido un día perfecto: ir a alentar al español, que ganara, y una rica comida para festejar.

Las imágenes del día
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