Nueva York en pandemia y con un bebé

por Ene 30, 2022Destacados, Estados Unidos, Nueva York, Viajes0 Comentarios

En el mes de octubre, visitamos Nueva York en pandemia y con un bebé. Justo antes de las restricciones de ingreso para los que andamos con la vacuna Sputnik-v nos fuimos a Estados Unidos en un viaje que venía siendo postergado y que incluía también escalas en Miami.

Primer día: la llegada

Sin contar los días en Miami, llegamos a la gran manzana vacunados ya con la Johnson en un centro de convenciones y con una temperatura bastante agradable siendo otoño en el norte.

Llegamos al JF Kennedy, nos tomamos el air train y luego combinación con el metro (más info en este post de otra visita). Siempre es lindo salir en la estación final, más estando en Manhattan, y ver los edificios altos y la gente caminando, los taxis amarillos, los puestos de comida. En ese momento uno ya puede decir que está en Nueva York, aunque sea Nueva York en pandemia y con un bebé.

Uno puede armar sus itinerarios, si viajan con bebes o valijas en este caso, para buscar salir en las estaciones que cuentan con acceso a discapacitados, es decir, que cuenta con ascensor. En este caso no lo hicimos, por lo que tuve que subir y bajar un par de veces por escalera para subir todos los bártulos.

Habíamos alquilado The Manhattan Club, un lindo hotel ubicado en la zona que va de Times Square al Central Park. De las veces que mejor ubicados estuvimos. Tener el parque cerca es un placer si uno va con chicos, y también contábamos con varias líneas de metro que nos pasaban cerca.

Dejamos el equipaje en el hotel, sin todavía poder hacer el check in y nos fuimos a comer a Shake Shack, para mí, la mejor hamburguesería de Estados Unidos. Siempre pido la doble smoke shack.

Por la tarde fuimos a caminar un poco con el Central Park y a una de la parte de juegos para chicos que tiene donde Vicente pudo jugar con otros nenes. Seguimos caminando y paseando, hasta encontrarnos con algunos caballos, otra de las cosas que le fascina.

Fuimos a merendar a Joe & the Juice, una cafetería que además ofrece jugos y exprimidos naturales muy recomendable. Hicimos un poco de la 5ta avenida hasta ingresando a varios locales, inclusive la mítica juguetería FAO que se encuentra en los edificios del Rockefeller Center. En el paseo hasta vimos un casamiento en la calle.

Habiendo pateado bastante, volvimos para comer en una pizzería muy cerca del hotel donde obviamente me elegí entre mis porciones una de la clásica pepperoni neoyorkina.

Segundo día: Hudson, Hihgline & Little Islands

Nuestro primer despertar en NY de este viaje tuvo como desayuno Blue Bottle, un café minimalista que personalmente me encanta y saca muy buen café. Desayunamos en la vereda lo más rápido posible y salimos para Times Square, donde sacamos algunas fotos para el recuerdo y donde no solamente Vicente, sino todo el grupo, volvió a sorprenderse con las luces de las pantallas y todo el movimiento de ese cruce de calles tan famoso.

Siempre caminando, fuimos para la zona de Hudson Yards para visitar The Veissel, que se encontraba cerrado por los suicidios acontecidos, y también el Highline que ya se convirtió en un clásico. Buscabamos sobretodo paseos tranquilos y al aire libre porque estabamos en Nueva York en pandemia y con un bebé.

Caminamos, recorrimos, fuimos parte de una obra artística que consistía en una pared blanca y muchos marcadores para dejar nuestra huella. Así llegamos al Chelsea Market donde aprovechamos para tomar un descanso, tomar algo y comer una picadita basada en pan y queso peccorino comprado en el local de productos italianos. En Chelsea Market, Vicente visitó un espacio para chicos donde había papeles y colores para dibujar y estuvo un buen rato.

Para el mediodía, paramos a comer en Sweetgreen una suerte de subway de ensaladas con bastante variedad y calidad. Comimos en unas mesas en una placita justo enfrente del local para después seguir nuestro paseo que consistía en visitar la zona del West Village.

Paramos a tomar un cafecito en The Elk, muy recomendable, ubicado en Charles St y Greenwich St.

Desde ahí caminamos en búsqueda de callecitas con historia o con construcciones similares, que detallo en esta guía del West Village hasta llegar a la heladería que más queríamos probar: Morgenstein.

Nos dimos cuenta que habíamos llegado porque la cola era interminable. Con mucha valentía, decidimos hacerla con todo lo que esto implica: la caminata, la cola, la espera. Todo eso sube la expectativa que a esta altura debía ser el mejor helado de nuestras vidas. ¿Que nos pareció? completamente a la altura de eso que buscamos. ¡Increíble! Yo me pedí Pistaccio con frutilla, un gusto que es difícil y fue sin lugar a dudas el mejor que comí en mis 32 años de existencia.

Luego de ese manjar, fuimos a Washington Square, la plaza que está en la zona de la Universidad de NY, por lo que es una plaza con mucha vida. Había música, shows, venta de productos todo girando en base a la fuente y al arco que son famosos en la plaza. Con Vicente nos alejamos un poco para ir a la zona de juegos, que en esta plaza era muy linda.

Acercándose las 18 horas, salimos para cumplir con nuestro turno en Little Islands, una de las atracciones más recientes de la Ciudad de Nueva York. Es una isla diseñada artificialmente sobre el Rio Hudson, que tiene verde, miradores y algunos locales para tomar algo tipo foodtruck, aunque sus precios son muy elevados, aún para Nueva York. Personalmente me gustó mucho esta nueva atracción.

Por la noche, siendo que era mi cumpleaños, quise ir a comer a Little Spain, un restaurante de tapas que cuento acá pero que de antemano recomendamos, aunque no pudimos aprovechar al 100% su mercadito por la pandemia.

Tercer día: Downtown

El tercer día nos encontró desayunando en Gregorys Coffee, un café que tiene muchísimas sucursales. Solo compramos cafecito, porque la comida del desayuno la íbamos a comprar unas cuadras más adelante en Krispy Kreme, un lugar excelente para comprar Donuts.

Ya habiendo desayunado, tomamos el metro para ir hacia el downtown. Primera parada obligatoria: The Oculus, que es la salida del metro y a la vez un centro comercial en un edificio impactante. Tras eso fuimos a la zona cero, la de las torres, donde dos del grupo que no conocían, quisieron ir al museo del 11 de septiembre, que como les cuento en este post es espectacular. Los que no fuimos al museo, recorrimos la zona, en principio buscando la calesita de conchas marinas que está cerca del Battery Park. La encontramos, es ruidosa, cara y no sé si le gusta tanto a los chicos. Por lo menos Vicente fue de las que menos disfrutó de todo el viaje.

Pasamos por Stone Street, por el toro, por la iglesia de la trinidad (Trinity Church, historica por cierto), por la niña valiente. Comimos en el eataly de la zona, en un local de pastas que estaban exquisitas.

Con la panza llena, debutamos en Amazon Go, donde explico más en este post, pero básicamente siempre te queda la duda de si compraste o robaste hasta que te llega el ticket.

Subimos caminando bajo una lluvia bastante intensa todo por la zona del Chinatown, little Italy, Soho en búsqueda del que dicen es el mejor cheesecake de Nueva York: Eileens Cheesecake. Les anticipó que no me voló la cabeza, aunque el local es muy interesante.

Tras la merienda y para escaparle al agua, nos metimos en Amazon Books, un local de Amazon que vende los productos más vendidos de forma online y que cuenta con varios descuentos. Vale la pena visitarlos.

Ya haciéndose de noche y después de haber entrado a varios locales, bajo una lluvia que ya era muy molesta, tomamos el metro de vuelta a casa. Nos cambiamos un poco y fuimos a comer a lo que ya es una tradición familiar en casi todos los destinos de USA que visitamos: Bubba Gump.

Cuarto día: de Shopping

Partners fue el elegido para desayunar el día que nos íbamos de Shopping. Cerca del hotel y muy rico café, fue acompañado por unos bagels de un Starbucks cercano.

De ahí nos fuimos para Penn Station con algunas valijas listas para que vuelvan llenas de compras para tomar el micro que nos iba a llevar al shopping. De este día no hay mucho para contar. Lo único difícil de ir al shopping en Nueva York es el micro teniendo en cuenta que uno esta en pandemia y con un bebé.

Al volver comimos en un Sweetgreen y a dormir porque estábamos fundidos.

Quinto día: Central Park & Quinta

Salimos últimos porque Vicente durmió hasta más tarde y nos esperaban un cafecito que habían encontrado y que resultó excelente: Sip&Co. Desayunamos rico y fuerte porque era el día de recorrer el Central Park en bicicletas. Dicen que la experiencia de haberlo hecho ayuda. Nacho y Fati alquilaron monopatines eléctricos, flor y yo bicicletas eléctricas, mientras que los cabezas dura de Mirta y Richard bicis normales. Sus caras eran espectaculares cuando nos veían pasarlos casi sin esfuerzo.

Hicimos algunas paradas en el paseo

  • Bluestone Cafe dentro de una iglesia
  • La reserva de agua
  • Puentes
  • Imagine

Una vez terminado el paseo bajamos por la 5ta avenida para ir a conocer la tienda de Harry Potter en las cercanías del Flatiron. Sin son fanáticos de Harry como yo, la tierra es estupenda. Si nunca fueron a los parques de Universal, más todavía. Comimos en un WholeFoods cercano al Bryant Park.

Volvimos a tomar la 5ta en dirección contraria para subir a Top of The Rock para ver el atardecer, lo cual extrañamente nunca habíamos hecho. No es el mirador más alto, y no está cerca de serlo, pero cuenta con una vista espectacular sin vidrio de por medio y con el Central Park casi sin obstáculos. Para las atracciones sacamos el pase de tres en en esta web.

Por la noche comimos en el gran Carmines, otro de los clásicos para ir en grupo en Nueva York. Elegimos comer afuera, que tiene un poco menos de mística, porque preferíamos estar más tranquilos teniendo en cuenta que estábamos en Nueva York en pandemia y con un bebé.

Sexto día: Estación Central & Brooklyn

Por la mañana siguiente, desayunamos en For Five Coffee, donde a algunos nos toco un café mediocre y a otros uno muy bien realizado. El local es muy lindo. Tras el cafecito, fuimos a la zona de la Estacion Central. Vimos por abajo el One Vanderbilt (todavía cerrado en ese entonces) y entramos a la estación. Estuvimos en la sala del reloj, en la galería de los susurros y terminamos saliendo sin antes tomar un cafecito en Grumpy, que tiene un local en la estación.

Post estación, fuimos al Bryant Park. Vichu se subió varias veces al carrousel y disfrutamos esa zona de la 36 haciendo unas compras. Almorzamos en Union Square, en la plaza, habiendo comprado todo en Wholee Fods para luego tomar el metro hasta unos metros antes del Puente de Brooklyn.

Lo cruzamos caminando, disfrutando del día espectacular, y mirando las vistas cada tanto. Al llegar a Brooklyn anduvimos por Dumbo, donde Vichu conoció otro carrousel, uno bastante grande que está en la orilla del río debajo del puente. Merendamos un heladito de Brooklyn Ice Cream Factory, más específicamente el helado oreo, para después tomar un cafecito en Arabica, una de las mejores cafeterías del mundo. Post eso, nos fuimos a ver el atardecer a una explanada junto al río donde pudimos sacar unas fotos espectaculares.

La vuelta la hicimos caminando por el puente, de noche, con una vista que siempre vamos a recordar. Sinceramente alucinante a pesar del cansancio.

Por la noche, nuevamente Wholee Foods, esta vez el de Columbus Circle acompañado de heladito de Venchi. Comimos varias veces en el súper orgánico que nos permitía por lo general comer al aire libre, saludable, con opciones claves para Vicente y así poder seguir disfrutando Nueva York en pandemia y con un bebé.

Séptimo día: Upper East Side & Quinta

Birch Coffee fue el elegido para este día que incluía muchísima caminata. Desayunamos el mejor café del viaje y salimos para el Central Park, esta vez a pie, para ir a hacer lo que nos había faltado. Post visita al parque, fuimos a caminar por la zona del Upper East Side con la excusa de comprar algunas provisiones en Levain, que es para muchos la mejor Bakery de Nueva York (y no defraudó).

Caminamos por una de las zonas más lindas de la Ciudad para después bajar a la Quinta Avenida a hacer un poco de Shopping. Comimos en Five Guys, en un local frente a Rockefeller y por la tarde seguimos haciendo compras para terminar literalmente en patas descansando en la sombra del Bryant Park.

Por la noche fuimos a Virgils BBQ Bar, que es de los creadores de Carmines, pero especializado en carnes. Al salir, aprovechando la zona, nos quedamos contemplando Times Square de noche. Los días del fin de semana claramente había muchísima más gente. No pareciera haber pandemia en Nueva York y tampoco pareciera que andábamos con un bebé por el horario.

Octavo día: Hudson Yards

Repetimos lugar de desayuno, ya que nos habíamos hecho fan, y salimos a caminar desde ahí hacía bajo por Hells Kitchen, toda esa zona que es muy linda para ir a visitar. En el camino probamos Grind Coffee, donde tomamos un Iced Latte que estaba muy bien. Con eso llegábamos a mínimo un café por día conocido. Por la mañana, antes del mediodía, teníamos reservado la subida al mirador del Hudson Yards. Todo es un show para subir y arriba es gran mirador todo vidriado. Nos gustó, pero siempre del equipo Top Of The Rock.

Comimos en Whole Foods y Flor estaba tentada de ir a comer el Cheesecake de Carlos Bakery que claramente está sobrevalorado. Nos desviamos, fuimos al local, pero no nos mató. Hicimos algo de Shopping por la tarde, para terminar, cerrando el día en un parque secreto a metros de la quinta avenida. La cena de la última noche fue una pizza en la habitación mientras armábamos las valijas.

Noveno día: Último día en el mejor café

La última mañana (la combi nos buscaba al mediodía) se trató de convencer a todos de tomar un metro para ir a desayunar. Durísima batalla que ganamos y que dejo a todos muy felices de haber ido a conocer La Cabra NY. Cafetería de especialidad top mundial, de origen danés tiene un local que impacta, un café que jamas se olvida y una pastelería sublime. Tanto, que uno de los críticos de ir a desayunar a estos cafecitos se compró cuatro croissants para la vuelta en avión.

Felices, con la panza y el bolso lleno, nos fuimos al aeropuerto en combi (pues valijas) habiendo superado una prueba difícil: Nueva York en pandemia y con un bebé

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