En nuestro primer día en París, nos despertamos en el hotel y fuimos a devolver el auto en el lugar más cercano posible a nuestro nuevo hogar parisino: la casa de Sylvie y Jean-Yves. A esta altura del día ya llovía y seguiría así hasta la noche.
Dejamos el auto en un taller mecánico o algo por el estilo, y caminamos un par de cuadras hasta nuestro nuevo hogar, donde nos recibieron espectacularmente. Desayunamos con ellos y salimos directo para la zona de Ilé de la Cité.
Queríamos conocer primero Notre Dame, y poder entrar. No teníamos reserva para subir a la torre, así que solo conocimos su interior y exterior. Nos encantó. El viaje fue un par de meses antes del incendio.
Desde ahí, cruzamos para el otro lado del Sena para ir al museo de Pompideau. Flor ya conocía el Louvre y a mí los museos, por lo general, no me vuelven loco. Así que ingresamos a este para que Flor lo conozca. A mi no me voló la cabeza, ni cerca. Estuvimos como tres horas y hoy no me acuerdo de casi nada, pero eso queda a criterio de cada viajero.
De ahí salimos para Les Halles, que es un shopping subterráneo. A su vez, tiene estaciones de subte. Para mi una locura. Es realmente grande el shopping, y tiene una plaza interna al aire libre. Ahí aproveché para ir al baño y me cobraron cincuenta centavos de euro.
Compramos algunas cositas que encontramos baratas y seguimos hacia el Jardin Du Palais Royal. El jardín pertenece al Palais Royal, una obra monumental del Cardenal Richelieu que luego fue donada a la realeza y fue residencia por un tiempo.
Básicamente es un parque con unas galerías que lo rodean donde esta lleno de locales, entre ellos uno de los que nosotros estábamos buscando: Café Kitsune. ¿Por qué? Lo explicamos en este post.
Al salir del café fuimos a su tienda de ropa y nos encantó todo, pero era realmente inaccesible en precio.
Caminamos un par de cuadras más y fuimos a conocer otro cafecito: Telescope. Estaba 80% cerrado, pero le explicamos que nos estábamos probando los mejores café de especialidad de París y no solo nos abrieron y dejaron pasar sino que también nos invitaron el café que nos hicieron. Detallamos el momento en este post.
Queríamos pasar por la Opera Garnier que nos había sido recomendada para visitar y si bien es impactante de afuera, estaba cerrada justo ese día para ingresar por lo que lo dejamos pendiente para los días futuros.
Frente a la Opera hay otra atracción importante de la ciudad: Galerías Lafayette.
Desde ahí, caminamos hasta Champs Elysees para recorrerla bajo la lluvia hasta llegar al arco del triunfo entrando en varios locales y comprando para merendar al paso en un Paul sobre la avenida más conocida.
Al llegar al Arco, volvimos en subte para cerrar nuestro primer día en París a la casa de Sylvie y Jean-Yves donde nos esperaban con una rica comida de varios pasos bien parisina que incluía quesos después de la comida y creme brulé de postre.
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