A San Sebastián, el encanto del país vasco, llegamos bien temprano por la mañana tras tomar un avión de Vueling que tardó menos de una hora. Salimos de Barcelona a las 5 am. Sacamos un pasaje con valija despachada porque ya veníamos con varias compras en la valija.
Una vez aterrizados, nos tomamos un taxi del aeropuerto al centro (34 euros) y tuvimos que hacer tiempo para entrar a uno de los hoteles más raros en los que me toco estar. No tenía recepción, no había gente del hotel permanente por así decirlo. Habíamos pactado que nos recibían a las 9 am, por lo que fuimos a desayunar y hacer algo de tiempo hasta que nos pusiéramos en contacto con la persona en cuestión.
El hotel era el Boulevart Donosia, y lo reservamos por booking. La habitación estaba impecable, la vista a uno de los puntos céntricos de la ciudad era increíble y tenía una gran ubicación.
Una vez instalados, dejamos las valijas y nos fuimos a uno de los puntos turísticos más relevantes de San Sebastián: Monte Urgull. Un camino a pie que arranca en la parte vieja de la ciudad donde vas rodeando un monte. Mas o menos una hora caminando, todo en subida, para llegar a un viejo fuerte con muy buenas vistas de la ciudad.
Al volver, paramos a comer en lo que nos pareció la mejor barra de tapas de la ciudad vieja: Bardulia. Una locura lo rico que comimos. Conocimos la ciudad vieja, que no es muy grande.
De ahí, salió una pequeña siesta porque veníamos de dormir muy poco. Al levantarnos, salimos a caminar por el centro nuevo, la parte más comercial, con tiendas y demás. Llegamos a hasta la costanera y la caminamos también, un paseo muy lindo.
En ese recorrido, en un almacén, compramos una Vichy Catalán, para probar una de las aguas más buscadas del mundo.
A la vuelta, otra vez en el centro, tomamos un cafecito en Old Town Coffee. Excelente. Muy similar a los típicos cafés de especialidad argentinos.
Por la noche, yo buscaba algún lugarcito con tele para poder ver Ajax vs Real Madrid. Fue contundente la victoria del Ajax por 4-1, con eliminación incluida del Madrid y fue una linda experiencia vivir eso en el país vasco. Se gritaron desaforadamente los cuatro goles de los holandeses y al otro día los diarios eran todos con chicanas. El elegido fue la Meisón Martin, y si algún día lo eligen, no dejen de probar la tapa Trainera (jamón, Txipi y Gamba). Excelente.
Ya terminando el día, nos volvimos al hotel con la sensación de que nos había gustado mucho San Sebastián, entendimos el porqué del título de este post (el encanto del país vasco) y con el paso del tiempo lo reafirmamos.
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